Tras la aparición de las denominadas vías de financiación alternativa que tuvo lugar a mediados de la crisis del 2008-2013, su crecimiento se ha visto fuertemente impulsado por la irrupción de las nuevas tecnologías que están creando una auténtica revolución de la mano de la denominada Fintech.
España se ha subido al tren de la financiación alternativa con cierto retraso. Y si bien es cierto que aún estamos muy lejos de alcanzar las cifras de los países líderes de la Unión Europea (en donde las fuentes alternativas de financiación llegan a cubrir entre un 35% y un 55% de las necesidades de financiación), no es menos cierto que en los últimos años se ha acelerado enormemente su desarrollo.